sábado, 24 de diciembre de 2011

La calle del Olvido.

Era una noche oscura
en la calle del Olvido.
Solo las estrellas
iluminaban el camino.

La luz de los faroles
se extinguía lentamente,
los corazones helados
andaban hasta perderse.

Nadie vivía alli,
en esa calle hechizada,
solo alguien se quedó,
soñando con hadas.

Caminaba a su aire,
nada le importaba,
ni la oscuridad ni el miedo
herían sus entrañas.

No podía sentir nada,
no sabía quien era,
pensaba que el mundo
no estaba hecho para ella.

Un día un pequeño bribón,
un niño inocente jugando,
acabó en esa calle,
distraido y saltando.

Aquel niño, de repente,
se sintió asustado.
Algo había en ese lugar
tenebroso y abandonado.

Empezó a ver borroso,
a sentirse extraño,
Sin tiempo de evitarlo,
cayó desmayado.

Se despertó sobresaltado,
sin saber donde estaba,
y frente a él vio
a una mujer sentada.

Aquel niño se sintió
algo sobrecogido,
tenía la mirada triste,
sus ojos verdes vivos.

Aquella bella dama,
vestida de color negro,
no quería sonreir,
y difusos eran sus recuerdos.

El niño la miró,
atenazado por el miedo,
escudriño su mirada
y lo que vio..
le hizo salir corriendo.

Cuando llegó a su casa,
estaba confundido,
no sabía quien era ella,
ni que había pasado.

Pasaron unos días,
y ella siempre en su cabeza,
esa calle oscura,
esa triste belleza.

Toda la ciudad iluminada,
hoy era Nochebuena,
pero en la calle del Olvido,
no alumbraba ni la esperanza.

Algo le dijo a la dama
que saliese a su balcón,
un impulso extraño,
una repentina intución.

Cuando miró alrededor,
algo cambió en su alma,
el sufrimiento cambió,
se transformó en esperanza.

Luces de colores brillaban
en todos los portales,
y una gran chiquillería
armaba jaleo en la calle.

Jugaban al balón,
reían despreocupados.
Y ella reconoció al niño,
al que ella había cuidado.

Algo extraño ocurrió,
y es que estaba sonriendo,
recordando quien era,
disfutando del viento.

El niño desde abajo
le gritó bien alto:

Pensaba que la oscuridad
te había derrotado,
así que he traido la luz
para vencerla de un plumazo.
Ahora que ves el camino,
encontrarás la salida,
aunque á mi me gusta esta calle...
yo me quedaría.

Pasó el tiempo y esa calle
llegó a ser muy transitada,
porque algo curioso tenía,
y es que luces de colores,
siempre brillaban.

Los niños seguían
yendo allí a jugar,
y el niño solía a veces
a la mujer visitar.

Cambió el negro por el verde,
que todo lo llenaba.
Su hermosa sonrisa,
había olvidado el dolor
que la atenazaba.

Años después
todo había cambiado.
Todas las casas de la calle
se habían llenado.
Los faroles apagados,
ahora estaban funcionando,
Las luces de Navidad 
seguían perdurando.

La calle del Olvido
ha perdido su nombre,
Ahora es conocida
como la calle de la Esperanza.
Gracias a un solo niño,
que la tenía intacta,
y que quiso compartirla,
con quien la tenía olvidada.
Sabía que en esos ojos
algo especial se escondía,
algo tan bello y tan triste,
como la melancolía.

Que la esperanza alumbre vuestra vida cuando el resto de luces estén apagadas...¡Feliz Navidad!

lunes, 19 de diciembre de 2011

Querido alguien

Si alguna vez te encontraste perdido...no fue en vano.
Si tu corazón han herido...no ha sido en vano.
Si tu alma no encuentra descanso...no será en vano.

Si alguna vez lloraste desconsolado...no fue en vano.
Si tu mundo esta descolocado...no es en vano.
Si tus pies se cansan de lo andado...no será en vano.

Si te hicieron sentir menospreciado...no fue en vano.
Si estas harto de ser lo que te ha sido enseñado...no es en vano.
Si sientes que la lucha te ha derrotado...no será en vano.

Si buscaste amor y fuiste rechazado...no fue en vano.
Si en la batalla te sientes el último soldado...no es en vano.
Si quieres vivir para ver tus sueños logrados...no será en vano.

Si sufriste tanto que tu alegría quedó en el olvido...no fue en vano.
Si no encuentras el camino...no es en vano.
Si sigues andando por caminos poco transitados...no será en vano.

Si volviste a nacer de días desperdiciados...no fue en vano.
Si en el fondo de ti no quieres ser aislado...no es en vano.
Si tienes esperanza en un futuro soñado...no será en vano.

Si aún estas vivo y caminando...no fue en vano.
Si aún estás asustado...no es en vano.
Si aún estás luchando...nunca será en vano,
porque cerca esta tu destino,
abre los ojos y busca el tesoro escondido,
cuando en tí lo encuentres sabras...
QUE NADA HA SIDO EN VANO.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Bola de cristal.

Mientras los cerdos vuelan y las gallinas ladran,
los árboles caminan y el cielo se torna de color verde,
el mundo cree estar cuerdo en su bola de cristal.

Cuando el día anochece y la noche amanece, 
las personas luchan, caen, se levantan y vencen,
el mundo cree estar cuerdo en su bola de cristal.

Si el bebé recién nacido ríe y el anciano llora, 
y las horas pasan al revés en el reloj de la invisibilidad,
el mundo cree estar cuerdo en su urna de cristal.

Cuando la imposibilidad de lo posible 
y la posibilidad de lo imposible
se cruzan sin mirar, 
el mundo cree estar cuerdo en su bola de cristal.

Mientras los sueños vuelan en las cabecitas locas
de aquellos que no renuncian a amar,
el mundo cree estar cuerdo en su bola de cristal.

Que si lo miras desde fuera, 
con su pequeña vulnerabilidad,
ves que el mundo que cree estar cuerdo...
está loco de atar.

Y si miras al vacío y no ves nada más, 
que nadie te cuente cuentos de oscuridad, 
lo imposible solo existe en esa bola de cristal...

Bola de cristal

martes, 6 de septiembre de 2011

El cajón de la fantasía




En el  cajón de la fantasía, 
hogar de dragones, de damas
y príncipes encantadores, 
caben miles de recuerdos, 
de sombras y luces, 
memorias de un tiempo 
en que el mar
se mezclaba con el cielo.

Nos olvidamos de Avalon, 
de Robin Hood, de Atreyu,
de la tierra de Oz y de los cuentos.
La inocencia se perdió
buscando un camino prohibido, 
despertó de su sueño 
y ahora sola, busca abrigo.

En el cajón de la fantasía,
aún nacen nuevas historias,
seres llenos de magia,
hadas madrinas y brujas malas.

Que estúpidos fuimos
por cerrarlo con llave,
por sumergir en el silencio,
los cantos de los juglares,
y los susurros de las hadas.
Nadie se molesta en intentar
forzar la cerradura, 
por el miedo de aquel niño
que era todo ternura,
no vaya a ser que encuentre aún
al dragón vivo y respirando,
y tenga que batirse en lucha,
con el temor reinando.

Yo buscaré al dragón,
abriré la cerradura.
Y por el poder de mi espada
y con brillante armadura
recataré a la princesa, 
a la niña amedrentada.
Le miraré a los ojos
con fuerte convicción, 
no por ser parecer tan fiero
acabará con mi determinación.

El cajón de la fantasía
he dejado entreabierto,
para que por la noche 
ilumine mis sueños, 
para proteger un milagro,
el de seguir viviendo.

Isabel Sánchez

domingo, 4 de septiembre de 2011

Sueños blancos


De cero y a baja velocidad,
así es como empieza todo.
Lentamente, pero con presteza,
el mundo se ordena solo,
o se desordena,
pero esa es su belleza.

La brisa del mar en una caracola,
atrapando momentos bajo las olas.
Las mareas cambian con las lunas,
la vida sube y baja, creando miedos y dudas.
El fin del principio o el principio del fin,
volando entre la locura.

Que el viento meza los sueños,
que los acune en su guarida,
donde las nubes transportan
a las almas doloridas.

Porque alli arriba hay que vivir,
al menos durante un suspiro,
para tener la certeza,
de que solo se han escondido.

Que jueguen inocentemente,
como niños alocados,
que nunca los sueños se pierdan,
que no queden olvidados.

Que las hadas les cuiden,
como en los cuentos infantiles.
Allí están esperando a una niña ya crecida,
para irse a recorrer juntos
el camino de la vida.



lunes, 29 de agosto de 2011

Todo y nada


Alma desnuda, sombría, auténtica.
Mostrándose al mundo tal cual es,
recibiendo los golpes del destino,
descubriendo que nada parece lo que es.

Corazón lleno de vida, de odio, de confusión.
De sueños, de mundos, de desolación.
Que desea ver el cielo sin pestañear
cuando las nubes empiezan a llorar.

Sonrisa limpia, vívida, descubierta,
que sin querer se dejo la puerta abierta.
Que permanece ante todo cataclismo,
aunque sepa que jamás será lo mismo.

Ojos sedientos, lugubres, vacíos,
no quieren ver siempre lo mismo.
Buscan un atisbo de luz en la oscuridad,
un mundo nuevo de tranquilidad.

Pies cansados, soñolientos, errados,
que muchas millas han caminado.
Que duelen, lastiman, se retuercen,
pero ante nada se detienen.

Manos abiertas, recelosas, amedrentadas,
hartas de aplausos y palmadas.
Que solo quieren descansar en otras,
y dormir tranquilas aunque pasen las horas.

Cuerpo, alma, polvo y aire,
que se mezclan sin detalles.
Que son todo y son uno,
y a veces no son ninguno.
Isabel Sánchez Planelles

sábado, 27 de agosto de 2011

El descanso del guerrero


Sentado a los pies de un árbol
y sintiendo sus raíces,
él espera y no desespera,
porque siente que aún vive.
Jamás estuvo en una guerra
ni vio sangre derramar,
pero en su mente mil batallas
aún le quedan por librar.
Enmudece su respiración
solo para escuchar
aquello que el viento
le ha venido a susurrar.
Le dice: ven conmigo,
no te arrepentirás.
Pero su lugar no es aún el cielo,
no tiene alas para volar.
Solo duerme y descansa,
solo quiere olvidar.
Sabe que mañana,
otra senda habrá de andar,
que a su peor enemigo
algún día derrotará.
En su corazón solo anhela
nuevos días por llegar,
pues aunque esté hecho a la guerra...
solo desea la PAZ.
Isabel Sánchez Planelles