Sentado a los pies de un árbol
y sintiendo sus raíces,
él espera y no desespera,
porque siente que aún vive.
Jamás estuvo en una guerra
ni vio sangre derramar,
pero en su mente mil batallas
aún le quedan por librar.
Enmudece su respiración
solo para escuchar
aquello que el viento
le ha venido a susurrar.
Le dice: ven conmigo,
no te arrepentirás.
Pero su lugar no es aún el cielo,
no tiene alas para volar.
Solo duerme y descansa,
solo quiere olvidar.
Sabe que mañana,
otra senda habrá de andar,
que a su peor enemigo
algún día derrotará.
En su corazón solo anhela
nuevos días por llegar,
pues aunque esté hecho a la guerra...
solo desea la PAZ.
Isabel Sánchez Planelles
No hay comentarios:
Publicar un comentario