sábado, 6 de febrero de 2010

El camino y el destino


El destino, eso que muchos niegan, otros aceptan como si de una tragedia se tratase, y algunos ven como algo relativo.

Puedes ser de los que piensan que no existe el destino, que cada persona elige su camino por completo y que nada, absolutamente nada, está predestinado o ya escrito.

Quizas seas de los que creen que el destino existe, que es como si fueses en manos suyas una marioneta y que él mueve los hilos sin que tu puedas hacer nada para impedirlo, que nada, absolutamente nada, se puede remediar.

O a lo mejor eres de los que piensan que si, si existe el destino, pero también puedes elegir, que si el destino es el que baraja las cartas tu juegas la mano, que hay cosas inevitables, pero que tu decides que hacer después de pasar por uno de esos malos tragos que alguna vez has pasado o pasarás en la vida.

Las tres posturas son perfectamente respetables, y el hecho de que yo me sitúe más en favor de una de ellas, no significa que vaya a convencerte de que la mia "es la buena". Cada persona tiene una experiencia vital que hace que lo que hemos aprendido y nuestros modos de pensar puedan ser diferentes, o quizás ser parecidos, pero nunca iguales.

Yo, aunque a veces no lo haga, suelo intentar posicionarme en el medio. No es que intente escabullirme y decir "da igual", pero creo que nada, nunca, podría existir sin su contrario. El medio es la postura mas complicada, la que apacigua y dice....eh, ambos teneis razón...pero en vez de intentar tener la razón, porque no intentamos que tu postura y la de tu contrario sean complementarias? que cada uno vea lo bueno que tiene el otro, que cada cual escoja aquello del otro que pueda servirle y esté dispuesto a compartir lo suyo sin reservas.

Suelo decir que está es la manera en la que una relación, sea del tipo que sea, pueda funcionar y servir para algo positivo, pero esto no es una ciencia exacta. Las personas estamos regidas por instintos, emociones, y estos pueden ser más o menos dañinos para nosotros y los demas pero...somos humanos. Buscar el medio a veces no es nada facil.

Imagino que ya conoceis éste símbolo.





El yin y el yang. Como en la Wikipedia se encuentra de todo, aquí están los principios que rigen el yin yang, principios fundamentales de la filosofía taoista (La filosofía del tao: camino):

- El yin y el yang son opuestos. Todo tiene su opuesto, aunque éste no es absoluto sino relativo, ya que nada es completamente yin ni completamente yang. Por ejemplo, el invierno se opone al verano, aunque un día de verano puede hacer frío y viceversa.

- El yin y el yang son interdependientes. No pueden existir el uno sin el otro. Por ejemplo, el día no puede existir sin la noche.

- El yin y el yang pueden subdividirse a su vez en yin y yang. Todo aspecto yin o yang puede subdividirse a su vez en yin y yang indefinidamente. Por ejemplo, un objeto puede estar caliente o frío, pero a su vez lo caliente puede estar ardiente o templado y lo frío, fresco o helado.
- El yin y el yang se consumen y generan mutuamente. El yin y el yang forman un equilibrio dinámico: cuando uno aumenta, el otro disminuye. El desequilibrio no es sino algo circunstancial, ya que cuando uno crece en exceso fuerza al otro a concentrarse, lo que a la larga provoca una nueva transformación. Por ejemplo, el exceso de vapor en las nubes (yin) provoca la lluvia (yang).

- El yin y el yang pueden transformarse en sus opuestos. La noche se transforma en día, lo cálido en frío, la vida en muerte. Sin embargo, esta transformación es relativa también. Por ejemplo, la noche se transforma en día, pero a su vez coexisten en lados opuestos de la tierra.
- En el yin hay yang y en el yang hay yin. Siempre hay un resto de cada uno de ellos en el otro, lo que conlleva que el absoluto se transforme en su contrario. Por ejemplo, una semilla enterrada soporta el invierno y renace en primavera.

Imaginaos que dentro de nosotros vivieran dos energías: las positivas y las negativas, lo blanco y lo negro, la luz y la oscuridad.

Cada una de nuestras emociones genera un tipo de energía.

Algunos ejemplos de emociones que generan energía positiva son: alegría, tranquilidad, amor, empatía, compasión, esperanza, diversión.

Y algunos ejemplos de emociones que generan energía negativa son: tristeza, nerviosismo, odio, apatía, crueldad, desesperación, aburrimiento.

Os habreis fijado en que a cada emoción positiva le corresponde su contraria negativa. Todos experimentamos muchas emociones muy variadas, pero cada una de ellas no podría existir sin su contraria.

Cuando sentimos estas y otras emociones emanamos energías positivas o negativas por cada uno de los poros de nuestro cuerpo, y causamos efectos diferentes en las otras personas, que son, al fin y al cabo, donde se dirigen nuestras energías.

Yo, personalmente, hace años que me di cuenta de que era una increible y problemática receptora de energías. Obviamente, con las energías positivas no tenía ningun problema, pero era incapaz de escaparme de las energías negativas de los demás y las absorbía como una esponja.

A muchos de vosotros os habrá pasado: cuando alguien muy cercano a vosotros está nervioso os pone nervioso, cuando alguien de nuestro alrededor nos muestra una sonrisa sincera, no podemos evitar sonreir.

Lo que no voy a hacer es calificar a las energías positivas como buenas y a las negativas como malas. ¿Que es lo que hacemos la mayoría de nosotros con nuestras emociones negativas? Las ocultamos lo más posible, las guardamos en un cajón porque nos parecen vergonzosas, las negamos y decimos que no somos así. Pero si no somos así, ¿porque a veces salen a la luz? A veces sentimos odio, somos crueles sin pretenderlo, nos sentimos tristes, nos ponemos nerviosos...

Es muy facil aceptar nuestras emociones positivas, son las que nos aportan un bienestar, las que hace que nos sintamos bien y fuertes, por eso nos gustan, por eso nos quedamos con ellas y sentimos que son partes de nosotros.

Pero no es tan facil aceptar las emociones negativas, nos hacen llorar, gritar, enfadarnos, sentirnos mal con nosotros mismos, a veces hacen que no sepamos quienes somos, por eso sentimos que no son parte de nosotros.

Pues tengo una buena y una mala noticia. Primero la mala, por negar nuestras emociones negativas, por desecharlas y guardarlas en un cajón, no vamos a conseguir que desaparezcan. Y la buena es que no tenemos por que hacerlas desaparecer, porque también tienen su utilidad.
¿ Acaso reconoceríamos la tristeza si no hubiéramos experimentado la alegría, y viceversa? ¿ Podriamos saber que amamos si no hemos odiado antes, y viceversa?¿ Tendría sentido pensar que podemos estar tranquilos si antes no hubiéramos estado nerviosos ? La respuesta es NO.

Es aquí donde debemos posicionarnos en el medio para reconciliarnos con esa parte negativa que tenemos en nosotros mismos y que no nos gusta nada. Lo negativo no podría existir si no existiera lo negativo. Todo es mejor si cuando me llegan energía negativas de una persona, las identifico y se que esa persona que tengo delante también es así, que tiene fallos pero también virtudes, que es humana. Todo se hace más facil si sabemos que dentro de nosotros, somos un todo, y que aceptar lo que nos avergüenza es lo que hace que podamos estar más en el medio y así más en paz con nosotros mismos, porque de esa manera vivimos siendo quienes somos realmente, no esa parte buena de nosotros que a todo el mundo le encanta, sino también esa parte mala que no puede estar encerrada de por vida.

¿Que suele pasar si encerramos esa parte negativa? Pues que es imposible, siempre intentará salir a la superficie, y lo hará de la peor manera, en el sitio menos indicado, y casi siempre, con las personas a las que más queremos.

Pocas personas alcanzan ese grado de conciencia en el que nos damos cuenta de las energías que enviamos y de lo que provocamos con ellas. Y no podemos cambiar a los demás ni evitarlo, la única opción que nos queda es estar en el medio para poder recibirlas, y desde ahí, sin que un lado de nosotros o el otro, el yin o el yang, nos domine, decidir si queremos quedarnos con lo que nos mandan o no, y expulsarlo en el caso de que no lo queramos.




Bueno, está claro que la teoría es muy simple pero la práctica es muy muy muy complicada. Sin embargo, con el solo hecho de intentarlo, ya hemos andado buena parte del camino. Y es que el destino es lo que menos importa, lo que importa es estar en camino y parar solo cuando nos encontremos una encrucijada. El destino, no se va a mover de allí, depende del camino que tomemos puede ocurrir una u otra cosa, pero ocurra lo que ocurra, nos debe servir para evolucionar.

Como decía antes, en lo que respecta al destino, yo me quedo en el medio. Es decir, que según mi experiencia vital, y sobre todo al echar la vista atrás, me doy cuenta de que ha habido acontecimientos en mi vida que han pasado sin más, y que todos y cada uno de ellos, han pasado por alguna razón. Con lo que si, por supuesto que pienso que en destino existe, pero en la vida también podemos elegir. No podemos decidir a veces lo que nos pasa, pero si podemos decidir que hacer con lo que nos pasa.

Después de una encrucijada podemos pasarnos el tiempo pensando en que hubiera pasado si hubiéramos escogido el otro camino, podemos lamentarnos de lo que nos pasa diciendo que si hubiéramos hecho las cosas de otra manera no estaríamos enfrentándonos a un problema grave que pudiera amenazar nuestra estabilidad emocional, nuestro centro.
Buena noticia: no tiene sentido hacer eso, es una pérdida de energía totalmente inutil, ¿acaso podemos arreglar algo que ya pasó? La respuesta ya la sabeis...

Podemos en cambio, seguir caminando, podemos centrarnos en las piedras del camino, en la vegetación que podemos ver a nuestra alrededor, podemos estar en el presente, sin miedo al próximo cruce de caminos, podemos perdonarnos por las cosas de las que nos arrepentimos y que ya pasaron, sobre todo sabiendo que todo pasa por alguna razón, que ha pasado exactamente lo que tenía que pasar y que...hay algo que debemos aprender antes de llegar a la próxima encrucijada.

Tu eliges que camino escoges, cada uno te llevará a un lugar, a un destino. Tu escoges si quieres lamentarte o continuar, si decides pasar un tiempo en un lugar o pasas de largo, y tu eliges cuando marcharte de un lugar y buscar nuevos horizontes. Sobre todo tu eliges, porque como dije antes, y es que no conozco otra expresión mejor para expresarlo, el destino baraja las cartas, pero tú juegas la mano, tu decides si quieres apostar fuerte o esperar a la próxima ronda. A VECES SE GANA, OTRAS SE PIERDE, PERO NUNCA HAY QUE DEJAR DE INTENTARLO.

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